Pasear entre los acantilados de Galicia con marea baja, ver el cielo reflejado en las aguas que quedan cercadas en las oquedades de las rocas, y sentir el aroma de las algas extendidas sobre las arenas, han sido elementos de inspiración para recoger esas impresiones en el sabor de una paella de algas.
Lejos del mar, cocinando en Madrid, mientras pongo en agua dulce para que se hidraten el alga Wakame y el spaghetti de mar, asisto con asombro al nacimiento del perfume de la bajamar, que me invita al viaje, a la búsqueda de un sabor evocado desde un aroma.
El arroz es el nexo perfecto para lograr el equilibrio entre la suavidad de la textura del alga y la intensidad de su toque marino, y en esa amalgama destaca la gracia del diminuto chipironcito.
Esta primavera ofrecemos nuestra paella de algas y chipironcitos para curar la nostalgia del mar y como anticipo al verano que llega.
